Hace una década que los costos marginales de la electricidad -valor que marcan las centrales menos eficientes que despachan su energía- del Sistema Interconectado Central (SIC) no registraban valores tan bajos.
En los siete primeros días de septiembre, los costos en este sistema, que se extiende entre Taltal y Chiloé, alcanzaron un promedio de US$ 32,14 por MWh en la barra Quillota 220 kV (esta barra se utiliza como referencia de los costos del SIC por ser el centro de carga del sistema). El mencionado valor es solo comparable con 2006, cuando en la misma época del año los costos exhibieron un promedio de US$ 30,43 por MWh, según datos del Ministerio de Energía.
A esto se suma que los pronósticos para el resto del mes son favorables. Según las proyecciones del Centro de Despacho Económico de Carga del Sistema Interconectado Central (CDEC-SIC) para la misma barra, los treinta días de septiembre presentarán costos marginales promedio de US$ 43,7 por MWh. En 2006 todo el mes promedió US$ 24,6 por MWh.
Las lluvias inciden fuertemente en estos niveles, dado que permiten que las centrales hidroeléctricas -las más baratas del sistema- inyecten más energía, mientras las operaciones más ineficientes como las plantas de diésel, Gas Natural Licuado (GNL), y las carboneras más caras, quedan fuera, en ese orden.
En agosto, el costo marginal promedio fue de US$ 54,1 por MWh, lo que representó una reducción de 26,6% respecto de los US$ 73,3 por MWh ponderados en igual período del año pasado, según información del CDEC-SIC. El aporte hidroeléctrico ese mes fue de 51,7% -en julio solo había llegado a 38,4%-, el térmico de 43,1%, mientras el eólico fue de 3,8% y el solar de 1,4%.
¿Por qué no bajan las tarifas?
Una reducción de los costos marginales no implica una rebaja de las cuentas de la luz para los clientes regulados, o mejor dicho, para los hogares.
Los clientes residenciales son abastecidos por medio de contratos de largo plazo que pactan las generadoras con las distribuidoras eléctricas. Por lo tanto, un mayor aporte hidroeléctrico hoy día podría verse reflejado, por ejemplo, en unos 15 años. Esta es también la razón que explica por qué los clientes residenciales casi no notaron la diferencia en sus tarifas cuando Argentina le cortó el gas a Chile, aumentando con ello fuertemente el precio de la energía. Ese efecto se empezó a notar recién hace algunos años, y por eso probablemente las cuentas podrían seguir mostrando ciertas alzas.
Las mayores lluvias benefician sobre todo a las empresas eléctricas, principalmente a Colbún y Endesa, que son las dos compañías con mayor capacidad hidroeléctrica. La eléctrica del grupo Matte tiene todas las centrales en el Sistema Interconectado Central (SIC), pero Endesa está más diversificada, por lo que si bien el impacto para ella resulta positivo, es más acotado.
La baja en los costos marginales también significa una ventaja para todas las empresas eléctricas que compran energía en el mercado spot para surtir sus contratos, ya que la adquieren a un precio más bajo. Analistas de mercado estiman que este escenario debería incidir en mejores resultados para estas firmas.
Fuente: Economía y Negocios
El Mercurio